Fiona Apple es difícil.
Presumir de una carrera profesional cargada de polémicas por sus opiniones, tan duras, tan sinceras a veces, que ni la industria ni el propio público están preparados para escucharlas, es tan sencillo como que no tiene ninguna intención de polemizar. Si piensa una idea, la dice, aunque sea en mitad de un agradecimiento por un premio MTV, para ridiculizar al propio stablishment de la MTV. Ella piensa y habla. Y todo sin disfraces ni grandes escenarios, con su apariencia diminuta y delicada a punto de romperse, suelta verdades rotundas para quien la quiera escuchar.
Es muy posible que su sinceridad sea resultado de una vida personal bastante dura. Trastornos alimenticios, tendencia antisocial y la violación que sufre a los 12 años, hacen que su personalidad artística salga a la superficie como una manera necesaria de desahogarse constantemente. Sullen Girl y The Child is Gone son pruebas de ello.
Y mientras, arrastra a sus espaldas un disco debut (‘Tidal’) que consiguió triple platino en EEUU y hasta un movimiento fan (free Fiona) que reclamaba la publicación de ‘Extraordinary Machine’, retrasado por una disputa con Sony en el proceso de grabación.
Arriesgado o no, sus principios y su personalidad se rigen por las cosas bien definidas y por las rarezas. Una muestra son sus títulos larguísimos, éste último reza tal que así: ‘The Idler Wheel is wiser than the Driver of the Screw, and Whipping Cords will serve you more than Ropes will ever do’, y su segundo disco ‘When the Pawn…’ era un poema de ocho versos. Así, fácil.
Otro ejemplo es el tema Werewolf, y las voces de los niños que se escuchan al final de la canción. Al grabar la canción por primera vez en casa de su madre, se coló sonido de una película en TCM, pero al no poder usar el sonido de la película, se pasó un año buscando un sonido parecido para conseguir el efecto final que escuchamos en Werewolf y que al final encontró en las voces de unos niños jugando al lado de su casa.
En cualquier caso, ‘The Idler Wheel…’ ha sido calificado como lo mejor de Fiona hasta la fecha, así que nos queda mucho por ver de su paranoia encantadora y sus genialidades como esta versión junto a The Roots que se marcó en Late Night de ‘Let Me Roll’ como regalo a Paul McCartney por su setenta cumpleaños.
Además contó cómo se conocieron ella y Jimmy Fallon, durante una actuación de Fiona que él presentó y que por problemas técnicos, terminó con ella huyendo del escenario sin parar de llorar, dejando a casi 3000 personas con cara de circunstancia.
La bola de billar.